La justicia reafirmó que la diputada no incurrió en ninguna falta y podrá continuar en la Asamblea del Magdalena.

En medio de rumores malintencionados y estrategias para silenciarla, la diputada Margarita Guerra recibió una noticia que no solo la reivindica, sino que reafirma su legitimidad: el Tribunal del Magdalena falló a su favor y negó rotundamente la demanda de pérdida de investidura en su contra.

La noticia corrió rápido por los pasillos de la Asamblea Departamental. La mujer que dice enarbola las banderas del control político, la denuncia frontal y la defensa de los derechos ciudadanos, manifestó que está feliz porque podrá continuar representando a quienes confiaron en su voz.

“Seguiremos en la Asamblea representando los intereses del pueblo”, expresó Margarita Guerra con firmeza, rodeada de simpatizantes y colegas que reconocen su papel como figura incómoda para algunos sectores.

El fallo fue claro. Los magistrados consideraron infundadas las pretensiones del demandante, quien buscaba arrebatarle la credencial por presuntos incumplimientos. Sin embargo, los argumentos de la defensa, liderada por el abogado Miguel Prada Jiménez de la firma Prada Abogados y Asociados, desmontaron cada señalamiento con solidez jurídica, dejando en evidencia que el proceso no era más que un intento por apartarla del camino.

“No se trataba de una demanda, sino de un plan perverso para callar una voz que ha incomodado a quienes creen que pueden seguir gobernando de espaldas al pueblo”, afirmó uno de sus seguidores al conocer la decisión.

Para Margarita, el triunfo no es solo personal, sino colectivo. Es una victoria de quienes creen en la justicia, en la legalidad y, sobre todo, en la voluntad popular expresada en las urnas. Reitera su respeto por las instituciones y asegura que su compromiso con el pueblo del Magdalena sigue firme y más fuerte que nunca.

Desde su curul, promete continuar la lucha por una Asamblea transparente, por el cumplimiento de la ley y por una representación que no se doblegue ante presiones ni amenazas.

La batalla legal terminó. Margarita Guerra se queda. Y con ella, también asegura se queda la esperanza de miles de magdalenenses que hoy se sienten representados.