Con su carisma intacto y el respaldo de las bases, la exalcaldesa de Santa Marta comienza a posicionarse como la ficha clave del movimiento naranja ante la salida de Rafael Martínez.

Con una sopa en la mano, una sonrisa amplia y abrazos. Así se ha vuelto a ver a Virna Johnson, la exalcaldesa de Santa Marta, en los recorridos que por estos días realiza junto a Rafael Martínez, gobernador del Magdalena, en lo que para muchos parece ser más que un gesto de acompañamiento: un preámbulo de campaña.

Johnson, quien gobernó la capital del Magdalena en uno de los períodos más desafiantes marcados por la pandemia, ha reaparecido con fuerza en el escenario político. Su nombre suena con insistencia como la posible candidata de Fuerza Ciudadana para unas elecciones atípicas, que deberán ser convocadas apenas se haga efectiva la decisión del Consejo de Estado de anular la elección de Martínez.

El alto tribunal encontró mérito para declarar la nulidad del mandato por un video en el que el actual gobernador habría apoyado a candidatos ajenos a su partido, a pesar de que el suyo tenía aspirantes propios.

Martínez, sin embargo, se mantiene firme y desafiante. “Si ganamos con 300 mil votos, ahora ganaremos con 400 mil. Les vamos a dar una paliza”, aseguró durante uno de sus últimos actos públicos, advirtiendo que el pueblo cobrará en las urnas lo que considera una salida injusta.

Mientras tanto, la figura de Johnson gana fuerza entre las comunidades, respaldada por su cercanía con la gente, su gestión recordada y su alianza con Carlos Caicedo, el líder histórico del movimiento naranja. Analistas coinciden en que su perfil tiene el peso suficiente para dar la batalla en los comicios extraordinarios, en los que Fuerza Ciudadana buscará mantener el control del Palacio Tayrona.

Virna, sonriente, se deja ver entre multitudes, comparte almuerzos populares y escucha atenta a los líderes barriales. La imagen de una mujer tranquila pero firme, con experiencia y arraigo, empieza a proyectarse nuevamente como protagonista. Y es que, a diferencia de muchos, ella ya gobernó y lo hizo en tiempos difíciles, algo que hoy le otorga no solo legitimidad, sino también una narrativa poderosa con la que podría volver a conquistar el respaldo popular.

El juego político en el Magdalena se reacomoda, y todo indica que Virna Johnson está más que lista para jugarlo.