Treinta años sin agua: la promesa que al fin cumplieron gobernadores de Fuerza Ciudadana en El Banco, Magdalena


Después de tres décadas de cargar pimpinas y baldes, los habitantes de esta parte del departamento celebran la llegada continua de agua potable a sus hogares, gracias a una obra impulsada por dos gobernadores que decidieron cumplir una deuda histórica.

Durante más de 30 años, Marta aprendió a vivir con la urgencia. Cada día, como si se tratara de una carrera contra el tiempo, corría a llenar baldes, pimpinas, ollas, cuanto recipiente estuviera a la mano, en apenas tres horas de servicio de agua potable. Ese era el único lapso en el que podía abastecer su casa. Después de eso, la espera era larga, incómoda, e incierta.

Hoy, Marta ya no corre. Abre la llave, y el agua fluye. Así de simple. Así de poderoso. “Gracias por acordarse de este barrio, por cumplirnos la palabra. Yo ya puedo morir tranquila sin tener que levantarme a recoger el agua”, dice, con emoción, mientras abre el grifo una y otra vez, como si aún no lo pudiera creer.

Su casa en el sector de Manzanares 2 fue la elegida para recibir a los que hicieron posible este cambio: el exgobernador Carlos Caicedo y su sucesor, Rafael Martínez. Ambos, pertenecientes a la misma línea política, decidieron incluir en sus planes de gobierno lo que durante años fue una promesa rota para los banqueños: el acceso continuo y digno al agua potable.

La obra se materializó con la entrega de la primera fase del proyecto de optimización y ampliación del acueducto municipal, una inversión de $14.949 millones de la Gobernación del Magdalena que hoy beneficia a más de 15 mil usuarios en El Banco. Entre ellos, Marta.

Detalles de la obra

La infraestructura incluye un nuevo tanque elevado de 7.500 litros y 28 metros de altura, dividido en nueve niveles con sistemas de tuberías modernos para garantizar la eficiencia del servicio. Además, se reemplazó una barcaza obsoleta por una nueva de fibra de vidrio, con capacidad para captar hasta 160 litros por segundo, lo que representa un cambio radical frente a las constantes interrupciones que antes vivían por fallas técnicas y mantenimientos costosos.

Pero la transformación no se detiene ahí. También se instaló una planta eléctrica de respaldo con capacidad suficiente para mantener el suministro aún durante apagones, asegurando que el servicio no vuelva a ser un privilegio ocasional.

En paralelo, ya se ejecuta la segunda fase del proyecto, que contempla mejoras en la planta de tratamiento con nuevos sistemas de dosificación, optimización de los procesos de filtrado y reducción del 40% de las pérdidas de agua. Además, se están instalando más de 6.400 metros lineales de redes de tuberías en distintos barrios, sumado a 1.180 metros de impulsión de 10 pulgadas.

La historia de Marta es la de miles en El Banco. Es la historia de una comunidad olvidada que, por fin, ha sido escuchada.


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