Terror en La Guajira: grupos armados patrullan las calles y dejan cuerpos en las carreteras


Las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada han impuesto su ley en La Guajira: secuestros, cuerpos mutilados y videos de terror enviados a familiares de sus víctimas. La región vive una crisis de seguridad sin precedentes.

La crisis de seguridad en La Guajira ha alcanzado niveles alarmantes. La presencia de grupos armados, los asesinatos con sevicia y el patrullaje de hombres fuertemente armados por las calles han generado un clima de miedo e incertidumbre entre los habitantes de la región. 

Uno de los casos más recientes es el macabro hallazgo del cuerpo de Gildardo Vásquez Casalima, un exmilitar de 35 años oriundo de Girardot, Cundinamarca, que fue asesinado tras haber sido secuestrado y torturado por presuntos miembros de las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada (ACSN).

Un asesinato con mensaje de terror

El cadáver de Vásquez Casalima fue encontrado en bolsas plásticas al costado de la vía privada de la empresa minera Cerrejón, en el kilómetro 37 de la carretera que comunica Paradero con Cuatro Vías, en Maicao. Testigos afirman que fue arrojado desde una camioneta de platón alrededor de las 3:20 de la tarde.

Antes de su muerte, un video que circuló en redes sociales mostró a la víctima amarrada y metida en el baúl de una camioneta, rodeada por hombres armados con fusiles, pistolas y cuchillos. 

En la grabación, sus captores lo amenazan de muerte mientras le envían un mensaje a otra persona con la que, al parecer, tenían cuentas pendientes. 

También se conoció que, antes de ser ejecutado, los captores contactaron a su esposa en Riohacha, exigiéndole que entregara una pistola que su marido guardaba en su casa. La mujer, temiendo por su vida, accedió y dejó el arma en un parque de la ciudad.

Las investigaciones revelan que Vásquez Casalima había sido suboficial del Ejército Nacional, alcanzando el grado de Cabo Primero y estando adscrito al Batallón Cartagena en 2019. Sin embargo, tras su retiro, fue capturado en agosto de 2023 en Santa Marta por el delito de concierto para delinquir y, aunque tenía otro proceso abierto, quedó en libertad por vencimiento de términos. 

Según fuentes de inteligencia, la víctima habría estado vinculada a una organización ilegal, lo que podría haber desencadenado su brutal asesinato.

Patrullas armadas y un pueblo sumido en el miedo

El asesinato de Vásquez Casalima no es un hecho aislado. En los últimos meses, se ha vuelto común encontrar cuerpos mutilados dentro de sacos de café en trochas y carreteras de La Guajira, una táctica atribuida a las ACSN. Además, recientemente se difundió un video que muestra a hombres armados con fusiles patrullando las calles de Cuestecitas, en Albania, lo que ha sembrado el pánico entre los habitantes del sur del departamento.

«La gente está aterrada. A las 5:45 de la tarde, el municipio queda desierto. Nadie se atreve a salir, el comercio cierra y los vendedores de comida rápida han dejado de abrir sus negocios porque temen lo peor», denunció Nicolás Deluquez, secretario de Gobierno de Albania.

El funcionario también advirtió sobre la falta de capacidad de la Fuerza Pública para contener la expansión de estos grupos armados. «Solo tenemos dos cuadrantes de Policía: uno para el casco urbano y otro para la zona rural. No tenemos los recursos para enfrentar esta situación», lamentó.

Una guerra silenciosa en La Guajira

La violencia en La Guajira no es nueva, pero en los últimos meses ha escalado a niveles preocupantes. La presencia de las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada ha convertido la región en un campo de batalla, donde el control del territorio se disputa con sangre contra el Clan del Golfo. 

Los asesinatos con sevicia, las amenazas y la circulación de hombres armados han dejado en evidencia la fragilidad del Estado en esta zona fronteriza.

Mientras tanto, las comunidades viven con el temor de convertirse en las próximas víctimas de esta guerra silenciosa. La impunidad y la falta de respuestas contundentes por parte del Gobierno han permitido que la violencia siga su curso, dejando a los guajiros en una situación de indefensión y abandono.

¿Hasta cuándo?

La situación de seguridad en La Guajira exige una respuesta inmediata. Sin una acción contundente por parte del Estado, el departamento seguirá sumido en el terror, mientras grupos armados continúan imponiendo su ley a punta de fusiles y asesinatos. 

La población, cansada del miedo y la incertidumbre, clama por protección y justicia en una región que parece haber sido olvidada por las autoridades.


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