La masacre ocurrió en horas de la noche. Las víctimas fueron obligadas a descender del vehículo, amarradas y luego asesinadas de múltiples disparos. El crimen ha generado conmoción en la región.

La carretera que conecta a Riohacha con Cuestecitas fue el escenario de una escena dantesca que ha sacudido a La Guajira. Tres hombres, entre ellos un funcionario de la Unidad Nacional de Protección (UNP), fueron interceptados por sicarios armados, obligados a bajar de su vehículo, amarrados, maniatados y luego ejecutados con arma de fuego en el kilómetro 20 de esa vía. 

Sus cuerpos quedaron tendidos sobre el asfalto, al lado del carro en el que se movilizaban, sin que nadie pudiera hacer nada para evitarlo.

Las víctimas fueron sorprendidas por los agresores en la noche. Según versiones preliminares, el vehículo en el que se movilizaban fue marcado y venía siendo seguido desde kilómetros atrás. Cuando los pistoleros encontraron el momento propicio, interceptaron el automóvil, descendieron a los ocupantes con violencia y perpetraron el crimen con frialdad.

Una de las víctimas fue identificada como Boris Alandete, oriundo de Maicao y funcionario activo de la UNP. Las otras dos personas aún no han sido reconocidas oficialmente. Se investiga, además, si los cuerpos presentaban signos de tortura antes de ser ultimados, aunque esa información aún no ha sido confirmada por Medicina Legal.

Una unidad del Ejército Nacional llegó al lugar para asegurar la zona, mientras peritos del CTI de la Fiscalía adelantaban las labores de inspección y levantamiento de los cuerpos. El crimen ha generado un profundo rechazo entre los guajiros y ha despertado preocupación por el recrudecimiento de la violencia en esa zona. 

La Fiscalía abrió una investigación urgente para esclarecer lo ocurrido, identificar a los responsables y determinar si el crimen está relacionado con su trabajo en la entidad de protección estatal o si se trata de una disputa entre estructuras armadas que operan en la región.