Sicarios asesinan a calibrador de llantas y dejan tres heridos en la Avenida del Libertador


La víctima intentó huir entre los carros, pero el sicario no se detuvo hasta matarlo. Tres inocentes también cayeron heridos.

Los disparos se escucharon uno tras otro, como un estallido seco que rompió la rutina de los conductores atrapados en el tráfico. Eran cerca de las seis de la tarde de este miércoles 28 de mayo cuando dos hombres en moto abrieron fuego en plena Avenida del Libertador, justo frente a la entrada del barrio Santa Fe.

El objetivo era claro: Carlos Mario Oliveros López, un hombre que se rebuscaba la vida limpiando vidrios y calibrando llantas en ese semáforo. El parrillero lo apuntó sin dudar. Carlos intentó correr entre los vehículos buscando cubrirse, pero el sicario descendió de la moto y siguió disparando hasta derribarlo.

En medio del ataque, tres personas que estaban cerca también resultaron heridas por las balas perdidas. Una escena de pánico se apoderó de la vía: gritos, motores acelerando, y cuerpos en el suelo.

Carlos Mario fue trasladado de inmediato a la Clínica Los Nogales, ubicada a pocos metros del lugar. Pero no resistió: llegó sin signos vitales. Su cuerpo no aguantó los múltiples impactos.

Víctimas colaterales

Entre los heridos está Bernardo Mercado Barraza, quien se movilizaba en motocicleta y recibió un disparo en el pecho. Natalia Oliveros Ángulo, una joven que iba a una clase de conducción, fue alcanzada por un proyectil en el hombro mientras se desplazaba como pasajera en un mototaxi. Y Jaider Fuentes Narváez, otro transeúnte, fue herido de manera leve.

Todos fueron atendidos en centros médicos cercanos. Las autoridades confirmaron que Mercado es quien se encuentra más grave, pero estable bajo observación médica.

Investigación en curso

La Policía y unidades de la Sijín acordonaron el área minutos después del atentado. Recolectaron casquillos, revisaron cámaras de seguridad y tomaron testimonios de testigos. Hasta el momento no hay capturados.

El crimen vuelve a encender las alarmas en Santa Marta. No fue un ajuste de cuentas en una zona marginal ni un hecho aislado en la noche. Fue un asesinato en plena vía principal, a plena luz del día, con decenas de personas presentes.

Carlos Mario no tenía protección ni enemigos visibles. Solo tenía una bomba de aire y una moneda en el bolsillo. Pero para los que disparan en esta ciudad, eso no hace la diferencia.


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