Mujer que mató a un policía en 2005 cayó tras 20 años de fuga y una vida falsa en Cartagena


Asesinó con sevicia a un subintendente de la Policía en 2005 y huyó. Durante dos décadas vivió como una madre ejemplar y comerciante en Cartagena. Fue capturada gracias a sus huellas dactilares.

Durante veinte años, Cristina María López Quintero vivió una vida que cualquier vecino consideraría intachable. En el barrio donde residía en Cartagena era vista como una madre dedicada, una comerciante juiciosa y una mujer respetada.

Nadie habría sospechado que detrás de su sonrisa y sus productos de belleza se escondía una prófuga de la justicia con una condena pendiente de 34 años por homicidio.

Las autoridades confirmaron lo que parecía imposible: aquella mujer que durante dos décadas logró rehacer su vida, con nueva identidad incluida, era la misma que en agosto de 2005 asesinó con más de 40 puñaladas a un subintendente de la Policía Nacional en un motel de Manizales.

Tenía solo 18 años cuando cometió el crimen. El país se estremeció por la sevicia del asesinato, y el caso ganó notoriedad por el perfil de la victimaria. Pese a la gravedad de los hechos, la joven fue beneficiada con detención domiciliaria poco tiempo después. Pero en vez de responder ante la justicia, Cristina escapó. Y nadie volvió a saber de ella.

Un expediente olvidado
A lo largo de los años, el caso fue quedando relegado. La justicia pareció resignarse a la idea de que López Quintero se había desvanecido para siempre. Pero un oficial que en 2005 apenas era auxiliar de la Policía decidió desempolvar el expediente. Hoy convertido en experto dactiloscopista de la Policía Metropolitana de Manizales, encontró en los archivos físicos unas huellas dactilares que nunca habían sido digitalizadas.

Seguidamente escaneó las impresiones y empezó a buscar coincidencias. La base de datos actual arrojó una señal. En Cartagena, una mujer con otra identidad tenía las mismas huellas. Así se descubrió que Cristina María López Quintero había estado todo este tiempo al alcance de la ley.

Una mentira bien armada
Durante su fuga, López Quintero no volvió a delinquir. Obtuvo una nueva cédula, se convirtió en una emprendedora reconocida, crió a sus hijos y asistía a las reuniones del colegio. Su entorno más cercano asegura que jamás mostró señales de una vida anterior. Y quizás por eso, cuando fue capturada por la Policía, no puso resistencia. Probablemente pensó que su pasado había quedado atrás para siempre.

Pero sus huellas, esas que dejó al ser procesada en 2005, no desaparecieron. Fueron ellas las que finalmente la delataron.

“Tenía una nueva identidad, una nueva vida. Pero la justicia, aunque tarde, llegó”, dijeron las autoridades tras su captura.

Ahora, Cristina María López Quintero deberá pagar la condena que evadió durante veinte años. Su vida, construida sobre una mentira meticulosamente sostenida, terminó derrumbándose por una verdad que nunca cambió: sus huellas.


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