La joven fue asesinada en la madrugada del miércoles en el conjunto residencial +House, en Soledad. La joven recibió varios disparos en la cabeza. El principal sospechoso es su pareja sentimental, presunto integrante de ‘Los Costeños’, quien permanece prófugo.

A Luisa Fernanda Palencia Linero le apagaron la vida en el apartamento 201 de la torre 10 del conjunto residencial +House, en el barrio San Antonio de Soledad, Atlántico. Tenía apenas 17 años. Su historia, como la de muchas jóvenes en condiciones de vulnerabilidad, terminó marcada por una mezcla de relaciones tóxicas, celos y violencia armada.

Era la madrugada del miércoles, cuando una discusión por celos desembocó en una escena de horror. En el apartamento se encontraban dos parejas, compartiendo bebidas alcohólicas. Lo que empezó como una reunión informal, terminó con disparos y una menor asesinada.

Según el informe preliminar de la Policía Metropolitana de Barranquilla, fue su pareja sentimental quien le disparó. Varias veces. En la cabeza.

Luisa murió en el lugar, sin oportunidad de pedir ayuda. El agresor, identificado como Yeison David Montero Turizo, alias “Yeison”, logró huir del conjunto pese a que uno de los presentes y otra joven intentaron desarmarlo.

El prontuario delictivo de su pareja

Alias “Yeison”, según las autoridades, sería miembro de la banda criminal ‘Los Costeños’, grupo con fuerte presencia en la zona. Desde ese momento, es el hombre más buscado del caso. Está prófugo y armado.

Las primeras versiones indican que Luisa y su amiga fueron invitadas al apartamento. Nadie sospechaba lo que ocurriría. Pero la tensión creció conforme avanzaba la noche. Y con la discusión, vinieron los disparos.

Lo que más desconcertó a los investigadores fue una fotografía que Luisa Fernanda publicó en sus redes sociales una hora antes del crimen: aparecía portando un arma. Una pistola que, según fuentes del caso, podría ser la misma utilizada para matarla.

La joven llevaba dos días fuera de su casa, ubicada en el barrio Nuevo Triunfo. Su familia la buscaba sin éxito, ignorando que sus últimas horas estarían marcadas por un círculo violento del que no pudo salir.

El apartamento donde ocurrió el homicidio no es ajeno a la Policía. Su propietario es Belfran Marriaga, alias “el Mello Saborizada”, hombre que ya ha sido investigado por hechos violentos en el pasado.

Las autoridades adelantan pesquisas para establecer si el arma incautada tras el crimen es la misma de la fotografía y si hay más implicados en la muerte de Luisa.

Mientras tanto, una familia entera vive una pesadilla. El dolor por la pérdida es profundo, pero también lo es la incertidumbre. ¿Qué llevó a Luisa a ese lugar? ¿Qué tipo de relación sostenía con su agresor? ¿Cómo terminó una menor envuelta en redes criminales y en manos de un hombre armado?