Testigos aseguran que nunca habló ni interactuó con la mujer del atacante.

Lo que comenzó como una noche de esparcimiento terminó convertido en una escena de horror en el barrio Los Rosales, en Barranquilla. Carlos Arturo López Aragón, de apenas 23 años, murió tras ser apuñalado ocho veces por otro hombre que, según testigos, lo acusó de “coquetear” con su pareja.

El ataque ocurrió en un establecimiento donde varias personas compartían música, tragos y conversación. Carlos estaba entre ellos. Era uno más en medio del grupo, hasta que la mirada celosa de otro lo marcó como objetivo. Bastó una suposición sin sustento para desencadenar la tragedia.

El agresor, cegado por lo que creyó un gesto de interés hacia su novia, desenfundó un arma blanca y se lanzó sin advertencia contra Carlos. Fueron al menos ocho puñaladas que dejaron al joven gravemente herido ante la mirada atónita de los presentes.

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La reacción fue inmediata. Varios corrieron a auxiliar a la víctima mientras otros daban aviso a las autoridades. Carlos fue trasladado de urgencia al centro de salud Bosques de María, pero por la gravedad de las heridas lo remitieron al Hospital General de Barranquilla, donde murió horas después.

Las versiones recogidas por las autoridades coinciden: Carlos no hizo nada que justificara la violenta reacción. “Nunca le habló, ni siquiera la miró de manera indebida”, dijo uno de los testigos. Todo apunta a un arranque de celos infundado que costó una vida.

El presunto agresor huyó del lugar tras cometer el crimen. La Policía investiga su paradero, mientras la familia de Carlos exige justicia.

Su madre, devastada, apenas alcanzó a decir: “Mi hijo no merecía morir así, era un muchacho tranquilo”.