Dos adultos y dos niños fueron hallados sin vida en la vereda Atalayas, Casanare. Las autoridades investigan si se trató de una intoxicación voluntaria o accidental. No había signos de violencia ni ingreso forzado.

En los campos de Aguazul, Casanare, trabajadores de la finca La Colombiana, ubicada en la vereda Atalayas, encontraron los cuerpos sin vida de una familia completa: dos adultos y dos menores. El hallazgo conmocionó a toda la comunidad rural.

Los fallecidos fueron identificados como Rafael Estrada Granados, de 46 años; Andrea Alejandra Samaca Rodríguez, de 24 años; y sus dos hijos pequeños: Evelyn Dayana, de 5 años, y Damian Alejandro, de apenas 2. Todos fueron encontrados tendidos en el suelo de una habitación, sin signos visibles de violencia, lucha o ingreso forzado.

El reporte fue hecho por un familiar del propietario del predio, quien notó la falta de respuesta del trabajador y decidió revisar la vivienda. Lo que encontró fue una escena desoladora: el silencio de la habitación solo era interrumpido por el impacto visual de los cuerpos inertes. La familia había muerto sin dejar rastro claro de qué ocurrió.

Una hipótesis que apunta a la intoxicación

Las autoridades que llegaron al sitio no hallaron indicios de agresión externa ni huellas de que alguien más hubiera ingresado a la vivienda. Por eso, desde el primer momento se contempló la posibilidad de una muerte por intoxicación, quizás accidental, quizás voluntaria. La necropsia practicada por el Instituto de Medicina Legal será clave para esclarecer esta posibilidad.

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Una de las hipótesis más delicadas que se baraja es la de una posible autodeterminación colectiva, aunque aún no se ha confirmado. Esta línea de investigación toma fuerza debido a la ausencia de señales externas de violencia y a los posibles conflictos personales que habrían afectado a la pareja en los días previos.

Tensiones familiares bajo investigación

Según testimonios recogidos por la Policía, la pareja habría tenido recientes discusiones. Aunque no existen denuncias formales por violencia intrafamiliar, allegados indicaron que entre Rafael y Andrea había tensiones constantes. El patrón de la finca aseguró que no observó comportamientos fuera de lo normal, pero sí fue advertido de problemas entre los cuidadores del predio.

Por ahora, la Fiscalía General de la Nación asumió la investigación del caso. Mientras tanto, en la vereda Atalayas reina la consternación.

Los cuerpos ya fueron trasladados a Medicina Legal, mientras los investigadores analizan muestras para determinar la presencia de sustancias tóxicas. La comunidad, entre el dolor y la incertidumbre, espera que el misterio se resuelva pronto y que el campo vuelva a recuperar la calma.