Un motociclista y tres jóvenes que volvían de una fiesta murieron en dos accidentes consecutivos. El segundo vehículo, que iba en exceso de velocidad, impactó contra una patrulla policial y terminó partido en dos.

El carro quedó partido por la mitad. Cuatro muertos fue el saldo de una madrugada trágica en la Troncal del Caribe, en zona rural de Riohacha. Todo ocurrió en cuestión de segundos, pero dejó un dolor que durará años.

A las 7:20 de la mañana de este sábado 19 de abril, un vehículo Toyota Corolla que venía desde Riohacha, en aparente exceso de velocidad y con sus ocupantes bajo efectos del alcohol, chocó violentamente contra una unidad de la Policía de Carreteras.

Los uniformados se encontraban atendiendo un accidente previo en el mismo punto, donde había muerto un joven motociclista de la etnia Wayuu.

Los policías apenas se disponían a retirarse cuando el carro se les vino encima. El conductor, al ver la patrulla en la vía, intentó frenar bruscamente. Perdió el control. El automóvil impactó con la parte trasera contra la parte delantera del vehículo oficial y terminó estrellándose contra un árbol.

El estruendo se escuchó duro. En el sitio murieron al instante Daniela Martínez y William Castro. El conductor, Juan David Pujol, fue trasladado con vida a una clínica, pero murió poco después. Antes, un motociclista que se dirigía a Camarones había perdido la vida tras caer en un box culvert. Su cuerpo fue retirado por familiares para llevarlo a su comunidad.

Así, en un mismo lugar, dos accidentes dejaron cuatro muertos. Una doble tragedia marcada por la imprudencia, el alcohol y la velocidad. Jóvenes que salieron de fiesta y terminaron con sus nombres en un reporte forense. La alegría de una noche acabó convertida en luto.

Las imágenes del choque son desgarradoras: el carro dividido en dos, cuerpos sin vida, y una carretera con rastros de sangre. No fue un accidente cualquiera. Fue la consecuencia de una decisión fatal: conducir después de beber.