Por unas horas, Rubén Morales pensó que había llegado al paraíso. Pero lo que parecía ser una escapada perfecta al Parque Tayrona terminó convertido en una amarga lección sobre seguridad, desconfianza y abandono institucional.

El 16 de marzo, el creador de contenido Rubén Morales arribó con ilusión a las playas de Arrecifes, uno de los destinos más icónicos del Parque Nacional Natural Tayrona. Su plan era sencillo: capturar la magia del lugar con su dron profesional y compartirla con sus seguidores. Pero esa tarde, mientras el sol caía sobre el Caribe, su tranquilidad fue robada… junto con su equipo.

Desde su llegada al hotel Ecohabs Tequendama, le ofrecieron un glamping como espacio “seguro” para guardar sus pertenencias. Rubén aceptó sin cuestionar. Confiado, dejó su dron —valorado en más de seis millones de pesos— y salió a disfrutar del atardecer. Horas después, al regresar para cargarlo, se encontró con la desagradable sorpresa: el equipo ya no estaba.

Preocupado, acudió a la recepción para pedir la revisión de las cámaras de seguridad. La respuesta lo dejó perplejo: la cámara que vigilaba el glamping estaba dañada. También la de la recepción. Y para completar el desconcierto, le informaron que la zona trasera del alojamiento, por donde presuntamente pudieron haber ingresado, ni siquiera contaba con cámaras. Más tarde, él mismo constató lo que parecía evidente: una puerta trasera sin candado y ventanas sin seguros. “Nos dijeron que todo era seguro, pero claramente no lo era”, denunció Morales.

Lo citaron al día siguiente en la sede de Cañaveral, a más de una hora de camino, donde el gerente del hotel le confirmó que no existían imágenes que respaldaran el hurto. Le ofrecieron como “compensación” una nueva estadía. Pero lo que más lo indignó fue la frase con la que, según él, cerró la conversación: “Puede poner la denuncia, pero allá en el Tayrona la autoridad no llega”. Esa advertencia, que sonó más a resignación que a consejo, fue el detonante para que el joven decidiera hacer pública su historia.

Días después, llegó una notificación de la Fiscalía que avivó aún más su desconfianza. En el documento que debía oficializar el robo, se indicaba que los hechos ocurrieron en Santa Helena, un barrio de Santa Marta que no guarda relación alguna con el Parque Tayrona. “No sé ni qué pensar. Tal vez sí tenían razón cuando me dijeron que allá la autoridad no entra”, expresó con frustración.

Su denuncia, publicada en redes sociales, generó una oleada de reacciones. Muchos usuarios no solo se solidarizaron con su caso, sino que compartieron experiencias similares en destinos turísticos donde, a pesar del lujo o la promesa de tranquilidad, la seguridad brilla por su ausencia.

Hasta el momento, el hotel Ecohabs Tequendama no ha emitido un pronunciamiento oficial. Entre tanto, Rubén Morales continúa haciendo lo que mejor sabe: compartir su experiencia, esta vez no con paisajes paradisíacos, sino con una advertencia clara: “No importa cuán paradisiaco parezca el lugar: cuiden sus cosas, porque no todos los sitios cumplen lo que prometen”.