Autoridades sanitarias en Estados Unidos confirmaron la detección de la variante NB.1.8.1 del virus SARS-CoV-2, coincidiendo con un aumento de casos en regiones de China y Hong Kong. Aunque los síntomas son leves, preocupa su alta transmisibilidad.

Una nueva variante del COVID-19, identificada como NB.1.8.1, ha encendido las alarmas en Estados Unidos tras ser detectada en varios estados del país, mientras se reporta un aumento simultáneo de casos en regiones de Asia, incluyendo China continental y Hong Kong. Según informaron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) a Fox News, la variante ingresó al país a través de viajeros internacionales.

El primer caso confirmado en Estados Unidos se registró en abril de 2025 en California. Desde entonces, la presencia de NB.1.8.1 se ha extendido a estados como Ohio, Hawái, Rhode Island y Washington. Aunque el número de contagios sigue siendo bajo, la situación es monitoreada de cerca por las autoridades debido al patrón de expansión observado en Asia.

Los síntomas asociados a esta variante son similares a los de otras subvariantes recientes de Ómicron, incluyendo dolor de garganta, tos persistente, fiebre leve a moderada, congestión nasal y fatiga generalizada. Por ahora, no se ha identificado que la variante cause cuadros más graves de la enfermedad, pero sí muestra una «ventaja de crecimiento», lo que podría traducirse en una mayor facilidad de transmisión entre personas.

Expertos en salud pública instan a mantener la vigilancia epidemiológica y las medidas preventivas, especialmente en contextos de viaje internacional, mientras continúan los estudios sobre el comportamiento y el alcance potencial de esta nueva variante.