Mientras muchos pensaban que se trataba de otro accidente, la familia de Juan Echeverría reveló que fue víctima de un intento de robo que terminó en tragedia.

Por un momento, parecía otro más. Otro accidente en el cerro Ziruma, ese tramo empinado y solitario que conecta dos mundos de Santa Marta: la bahía turística y El Rodadero. 

Este domingo, la imagen de un hombre y una mujer tirados en el asfalto junto a una motocicleta empezó a circular por grupos de WhatsApp y redes sociales. Las especulaciones no se hicieron esperar. “Otro imprudente más”, dijeron algunos. “Ya es costumbre”, señalaron otros. Pero esta vez no fue la velocidad, ni el descuido, ni el alcohol. Esta vez fue la violencia.

Juan Echeverría, un joven oriundo de Gaira, se encuentra entre la vida y la muerte en una clínica de la ciudad. Él y su acompañante fueron víctimas de un intento de atraco mientras se alistaban para subir por la vía del Ziruma. El domingo en la madrugada , de repente, otra motocicleta se les atravesó. Dos hombres, armados, aprovecharon la soledad de la vía para interceptarlos. Pero Juan, en un acto de valentía o de desesperación, aceleró. Intentó escapar.

No lo logró del todo. El parrillero, molesto por la huida, le disparó. 

La bala impactó en su cabeza, haciendo que cayera junto a su moto, donde luego sería hallado por curiosos y conductores que bajaban de El Rodadero. No era un accidente. Era un crimen.

La familia del herido se encargó de aclararlo, dolida no solo por el estado crítico de Juan, sino también por el juicio apresurado de una ciudad que ya normaliza tanto las imprudencias como la inseguridad.

En Santa Marta cuando no es la falta de educación vial, es la falta de seguridad. Lo concreto es que las vidas se siguen perdiendo, una a una, en una ciudad donde andar en moto o simplemente transitar por una vía puede convertirse en una sentencia.