
Diócesis de Santa Marta hace llamado a feligreses a no asistir a misas “ilegales” del padre Fajid
La iglesia ratificó que este sacerdote está suspendido, por ende participar de sus celebraciones es consentir y aprobar una actitud de desobediencia.
En un nuevo pronunciamiento, la Diócesis de Santa Marta reiteró la ilegalidad del actuar del padre Fajid Álvarez Yacub, quien continúa oficiando misas y celebraciones litúrgicas en la capilla del Cementerio San Miguel a pesar de una suspensión canónica que le prohíbe ejercer cualquier acto litúrgico o sacramental.
El comunicado, dirigido especialmente a los fieles y la comunidad religiosa que siguen participando en las actividades lideradas por Álvarez Yacub, instó a abstenerse de asistir a estas ceremonias, las cuales incluyen misas vespertinas, celebraciones de sepelios y otros eventos.
Según la Diócesis, participar de estas celebraciones supone “consentir y aprobar una actitud de desobediencia”, lo que afecta la comunión dentro de la Iglesia.
La Diócesis recordó que la Fundación Juan Pablo Segundo, creada por la misma institución eclesiástica, es la única entidad autorizada para la administración del Cementerio San Miguel.
Este lugar sigue siendo un punto central en la controversia, dado que Álvarez Yacub asegura contar con el respaldo de los propietarios de bóvedas para seguir gestionando el campo santo.
La autoridad eclesiástica explicó que la suspensión canónica impuesta a Álvarez Yacub responde a su “desobediencia y rebelde actitud” al ignorar las restricciones impuestas por la Iglesia.
A pesar de ello, el sacerdote ha continuado realizando actos propios de su condición, como celebraciones litúrgicas y sacramentales.
Por su parte, el padre Fajid Álvarez Yacub sostiene que su actuar cuenta con respaldo legal y ha señalado que la disputa con la Diócesis es de carácter personal, argumentando que obedece a diferencias con el obispo, monseñor José Mario Bacci Trespalacios.
Mientras tanto, el proceso legal relacionado con la posesión y administración del Cementerio San Miguel sigue sin resolverse, manteniendo la tensión entre ambas partes. La comunidad religiosa se encuentra dividida, y la polémica pone en el centro del debate la obediencia y el respeto a las directrices de la autoridad eclesiástica.
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