Ronal recogía agua… y lo mataron a tiros en plena calle; cinco muertos en 48 horas


La ciudad inicia julio con sangre y miedo. En menos de 48 horas, Santa Marta ha registrado cinco homicidios. La guerra entre bandas criminales parece no tener freno, y la ciudadanía, impotente, solo atina a esconderse cuando el estruendo de las balas irrumpe en sus calles.

La violencia en Santa Marta no da tregua. Este miércoles, el barrio San Fernando fue escenario de un nuevo asesinato: Ronal Ramírez, un habitante del sector, fue acribillado a plena luz del día mientras recogía agua en pimpinas.

Su crimen eleva a cinco el número de homicidios en las últimas 48 horas en la ciudad, cuatro de ellos bajo la modalidad de sicariato.

No hubo pelea. No hubo advertencia. Solo una moto que llegó, un arma que se disparó varias veces y un cuerpo que quedó tendido al borde de la vía. Ramírez, que según vecinos era un hombre tranquilo, murió sin que nadie pudiera ayudarlo. Y, como ya es costumbre en los barrios azotados por el miedo, la gente optó por esconderse.

“Estábamos ahí cuando escuchamos las balas, pero nadie salió. Uno no sabe si va a ser el siguiente”, relató un residente.

Los sicarios llegaron en una motocicleta. El parrillero, con precisión criminal, bajó el arma y disparó directo al pecho de la víctima. Luego huyeron sin contratiempos. La Policía llegó minutos después, pero los asesinos ya estaban lejos. Y como ocurre en la mayoría de estos casos, no hubo capturas.

Un crimen más… pero no uno menos
El asesinato de Ronal Ramírez no es un hecho aislado. Es la consecuencia de una guerra urbana que ya se siente imparable. Las autoridades han señalado que los homicidios recientes —incluido este— estarían ligados a disputas entre bandas que operan en la ciudad. Sin embargo, para la comunidad, las explicaciones ya no son suficientes.

“Estamos cansados de los comunicados, de las ruedas de prensa. Queremos es que alguien haga algo de verdad”, dijo otra vecina.

La víctima, de unos 30 años, era conocida en el sector por realizar oficios informales. En el momento del ataque, simplemente estaba recogiendo agua, una escena común en muchos hogares samarios debido a la falta de cobertura continua del servicio. Una necesidad básica que terminó costándole la vida.

Una ciudad sitiada por el miedo
Con la muerte de Ronal, ya son cinco los asesinatos en menos de dos días. Cuatro de ellos ejecutados bajo el mismo patrón: motos, armas cortas y huida sin dejar rastro. A pesar de que las autoridades aseguran estar investigando, la ciudadanía vive bajo el temor constante de ser blanco del próximo ataque.


¿Quieres pautar

con nosotros?