Medellín le dice no al narcoturismo: prohíben la venta de souvenirs de Pablo Escobar


La Alcaldía, bajo el liderazgo de Federico Gutiérrez, prohibió la comercialización de artículos que exaltan al exjefe del Cartel de Medellín en zonas turísticas como la Comuna 13. La estrategia busca erradicar el “narcoturismo”, promover la memoria histórica y proteger la identidad cultural de la ciudad.

En las coloridas calles de la Comuna 13, donde el arte urbano transformó la violencia en expresión, las camisetas con el rostro de Pablo Escobar colgaban entre grafitis y puestos de helado. Gorras, llaveros y tazas con frases del capo del Cartel de Medellín se convirtieron en recuerdos de viaje para miles de turistas. Pero esa imagen está a punto de desaparecer.

La Alcaldía de Medellín, en cabeza de Federico Gutiérrez, tomó la decisión de prohibir la comercialización de cualquier producto que glorifique al narcotraficante, en lo que ha sido calificado como un paso firme hacia la defensa de la memoria colectiva. “Quien hizo tanto daño a nuestra ciudad no puede ser referente ni faro moral”, sentenció el alcalde durante el anuncio de la campaña.

La medida, que impacta directamente en el circuito turístico del Graffitour, busca poner fin al fenómeno del “narcoturismo”, una práctica que, bajo el disfraz del interés cultural, ha perpetuado una narrativa distorsionada sobre Medellín. En la Comuna 13 operan más de 800 negocios vinculados al turismo, pero apenas 17 se abstienen de vender artículos relacionados con Escobar, según datos oficiales.

“Eso ya no nos representa”

Para Jennifer Gómez, líder comunitaria y guía turística, la decisión no solo era necesaria, sino urgente. “Durante años luchamos por cambiar la historia de este barrio. El arte, los murales y la cultura son lo que debería importar, no la cara de un asesino en una camiseta. Eso ya no nos representa”, asegura.

Desde hace semanas, la Secretaría de Seguridad y la de Turismo realizan jornadas de sensibilización con los comerciantes. La idea no es castigar, sino ofrecer alternativas. “Queremos promover el comercio responsable. Hay formas de mostrar la historia sin glorificarla”, explicó el secretario de Turismo, Jaime Cuartas.

Un modelo de turismo que honre la vida

La campaña no se limita al control comercial. También contempla la realización de eventos culturales, ferias, exposiciones y actividades que den protagonismo a quienes han sido verdaderos constructores de paz: los artistas, los jóvenes, los líderes comunitarios. La narrativa de Medellín se quiere escribir desde la resiliencia, no desde la tragedia.

Esto no es censura. Es conciencia”, afirma el alcalde. “Durante años, el narcotráfico fue un estigma del que intentamos liberarnos. No podemos permitir que el recuerdo de Escobar se convierta en atractivo turístico. Tenemos que honrar a las víctimas, a los sobrevivientes, a los que lucharon por transformar esta ciudad”.

El desafío es profundo. Medellín no solo debe enfrentar el legado simbólico del narcotráfico, sino también sus consecuencias culturales y económicas. Muchos comerciantes han encontrado en estos productos una fuente de ingresos, aunque basada en una imagen que perpetúa el dolor. “La idea es ayudarlos a reinventarse”, explicó Cuartas.

Mientras se retiran las últimas camisetas del capo de los estantes, Medellín intenta consolidar un turismo con memoria, uno que no olvide, pero que tampoco idolatre. La ciudad que fue sinónimo de guerra quiere ahora ser ejemplo de transformación. Pero para lograrlo, debe decidir quiénes son sus verdaderos íconos.

Y Pablo Escobar, definitivamente, no puede seguir siendo uno de ellos.


¿Quieres pautar

con nosotros?