El calibrador de buses quedó tendido en el colchón donde fue ejecutado por un pistolero. Las autoridades aún no entregan pistas claras sobre los autores ni los móviles del homicidio.

En el barrio Cristo Rey, al sur de Santa Marta, la madrugada del viernes dejó una escena de horror que sacudió a toda la comunidad. Un ataque sicarial terminó con la vida de Omar Blanco Ariza, un hombre de 44 años que era ampliamente conocido como “Chichi” por su labor como calibrador de busetas en el sistema de transporte público.

Los hechos ocurrieron poco antes del amanecer. Según los primeros testimonios, dos hombres en motocicleta se detuvieron frente a la vivienda de la víctima. Uno de ellos descendió, ingresó a la casa y caminó hasta la habitación donde Omar dormía. Sin darle tiempo de reaccionar, le disparó a quemarropa en repetidas ocasiones.

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El sonido de los disparos alertó a los vecinos, que aún con el susto en el cuerpo, llamaron a las autoridades. Cuando los uniformados llegaron, ya no había nada que hacer. Omar Blanco estaba sin vida sobre su cama. Los impactos de bala, dirigidos al pecho y la cabeza, fueron mortales.

Un rostro conocido en el barrio

“Chichi” no era un desconocido para nadie en Cristo Rey. Su trabajo como calibrador lo ponía cada día en contacto con decenas de conductores, ayudándolos a organizar las rutas y manejar los tiempos de salida en las calles de Santa Marta. Era un personaje clave en el engranaje informal del transporte urbano.

“Siempre estaba ahí, con su libreta y su celular, diciendo cuál bus salía y cuál entraba. Era buena gente”, cuenta uno de los conductores que lo conocieron.

La escena del crimen fue acordonada por unidades del Laboratorio Móvil de Criminalística de la Sijín, que iniciaron la recolección de pruebas. Cámaras de seguridad del sector están siendo revisadas para establecer la ruta de escape de los sicarios y, eventualmente, identificarlos.