“Los presos no son delincuentes”: Petro desata polémica por defender cabecillas criminales


El mandatario justificó la participación de jefes criminales en un evento de paz urbana en Medellín. La oposición lo tildó de irresponsable y hasta el Parlamento Europeo reaccionó.

En Medellín, en la emblemática Plaza La Alpujarra, el presidente Gustavo Petro volvió a encender el debate nacional con una apuesta que, para unos, representa un paso valiente hacia la reconciliación, y para otros, una peligrosa legitimación de la criminalidad.

Durante un acto por la paz urbana, compartió tarima con cabecillas de estructuras armadas que purgan penas en la cárcel de Itagüí, trasladados por orden del Inpec para participar en el evento.

Los presos son personas en rehabilitación, no delincuentes”, dijo Petro, mientras a su lado estaban sentados personajes como José Leonardo Muñoz, alias Douglas; Juan Carlos Mesa, alias Tom; y Freyner Alfonso Ramírez, alias Carlos Pesebre, nombres que han encabezado durante años las estructuras más violentas del Valle de Aburrá.

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El evento, con presencia del gabinete presidencial y congresistas del Pacto Histórico, fue presentado como un acto simbólico para promover pactos de no violencia en las ciudades. Sin embargo, la escena autoridades estatales codo a codo con cabecillas reconocidos provocó un vendaval de críticas en la arena política nacional e internacional.

“La justicia no puede ser venganza”

Petro defendió con vehemencia la presencia de los jefes criminales, insistiendo en que su gobierno apuesta por reintegrarlos a la sociedad. “En Medellín se subieron a la tarima personas privadas de la libertad a mostrar en público cómo hacer un pacto de paz. Como aquí ven la justicia como venganza, entonces no los ven como personas en rehabilitación”, expresó.

Reconoció que no todos cumplen con esa transformación. “Quien maneje violencia desde la cárcel se va para una prisión de máxima seguridad”, advirtió, pero insistió en que “la gran mayoría está en procesos de reintegración”.

Un mensaje incómodo

La puesta en escena no solo encendió alarmas en la oposición, que tachó el acto como una afrenta a las víctimas y un gesto de impunidad, sino que también provocó reacciones desde el Parlamento Europeo, donde se cuestionó la estrategia de paz del gobierno colombiano.

Voceros de partidos de derecha calificaron el episodio como “inaceptable” y acusaron a Petro de enviar el mensaje equivocado en un país que aún no sana las heridas de décadas de violencia urbana.

A pesar de las críticas, desde la Casa de Nariño aseguran que no se trata de improvisación. El evento en Medellín forma parte de la estrategia de paz total, que busca abrir canales de sometimiento o negociación con actores armados urbanos, así como con estructuras rurales.


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