El menor de edad recibió una descarga directa de su teléfono móvil. Su familia vivió los segundos más desesperantes al hallarlo inconsciente con el teléfono aún quemándole el pecho.

En la comuna de San Ignacio, en la región de Ñuble de chile, Matías Antonio Ponce Sandoval, un joven de 17 años, estudiante de secundaria, murió electrocutado mientras usaba su celular que permanecía conectado a una extensión eléctrica dentro de su habitación.

La casa despertó con un grito. Un golpe seco alarmó a todos. Vanesa, su hermana, aún no logra borrar de su mente lo que ocurrió después. “Sentimos un grito desde la pieza de Mati, luego un golpe muy fuerte. Nos paramos enseguida, no demoramos ni 10 segundos en llegar”, relató entre lágrimas.

Matías yacía en el piso, inmóvil. El celular seguía en su pecho. “Estaba quemándole. Nos dimos cuenta que el teléfono estaba conectado a la extensión. Lo desenchufamos y recién ahí pudimos quitarle el celular”, contó Vanesa, con la voz quebrada por el dolor.

Sin perder tiempo, lo llevaron al Cesfam de Quiriquina. Pero los médicos no lograron reanimarlo. Matías ya no tenía signos vitales. El Servicio Médico Legal confirmó más tarde que la causa de su muerte fue una descarga eléctrica.

La noticia impactó a la comunidad escolar. Sus compañeros y profesores lo describen como un joven alegre, generoso, siempre dispuesto a ayudar. Era querido. Su ausencia dejó un vacío profundo, no solo en su familia, sino en todo su entorno.