La víctima enseñaba en un colegio y estudiaba Licenciatura en Educación. Fue víctima de un violento atraco mientras se movilizaba en moto. Cuatro días después del golpe, falleció.

Alix Valeria González Ramírez tenía solo 20 años, una vida construida en torno a los sueños de enseñar y aprender, y una rutina que esa noche, como tantas otras, la llevaba de regreso a casa sobre dos ruedas. Nunca imaginó que sería su último viaje.

Alix iba como parrillera en una motocicleta cuando, en cuestión de segundos, la delincuencia le truncó el futuro. Un hombre, también en moto, se acercó violentamente por un costado y, sin detenerse, le arrebató el bolso con tanta fuerza que la joven fue lanzada al pavimento.

La caída fue brutal. Sin embargo, Alix logró incorporarse y llegar hasta su vivienda. Nadie sospechaba que los golpes que sufrió en la cabeza ya habían comenzado a deteriorar su salud.

Horas más tarde, el dolor se volvió insoportable. Su familia la llevó de urgencia a un centro médico, donde ingresó directamente a cuidados intensivos. Allí, durante cuatro días, médicos y seres queridos libraron una batalla contra el daño que el asfalto le había hecho. Pero el 19 de junio, la vida de Alix se apagó.

Lea también : Vecino la mató delante de sus hijas por no bajarle el volumen a la música

Era estudiante de séptimo semestre de Licenciatura en Educación con énfasis en Ciencias Sociales y Ambientales en la Universidad de Cartagena. Además, ya ejercía como docente en un colegio privado del barrio Alameda La Victoria, donde compartía con niños y jóvenes no solo conocimiento, sino cariño y ejemplo.

Sus compañeros la describen como comprometida, alegre y entregada a su vocación. En las aulas, dejó una huella imborrable; fuera de ellas, deja un vacío imposible de llenar.

Alix no murió solo por un golpe. Murió por una ciudad que no ha logrado frenar la violencia ni proteger a sus jóvenes. Su historia es la de miles que caminan —o se movilizan— cada día entre el miedo y la esperanza. Esta vez, el miedo ganó. Y Cartagena perdió a una maestra en plena flor de su vida.