Samario viajó a Polonia con su pareja por una mejor vida y sufrió accidente laboral que lo dejó paralítico


El joven de Santa Marta que viajó a Polonia en busca de oportunidades, quedó parapléjico tras un accidente laboral. Hoy denuncia abandono por parte de la empresa y agencia que lo llevaron.

Nicolás Barros Gómez nunca imaginó que su anhelo de salir adelante terminaría en una cama de hospital, sin poder mover las piernas, dependiendo de su pareja para casi todo.

El joven, oriundo de Santa Marta, había emprendido hace unos meses un viaje a Polonia con la firme ilusión de encontrar mejores oportunidades laborales, como tantos colombianos que migran con la esperanza de construir un futuro más digno.

Junto a su compañera sentimental, Nicolás llegó al país europeo y se incorporó a una empresa que trabaja en obras de estructuras metálicas. Parecía que el plan marchaba bien, hasta que el 14 de abril todo cambió para siempre. Ese día, en la localidad de Samos, durante una jornada laboral, una bomba de hormigón cayó directamente sobre su cabeza. El impacto fue brutal.

Una lesión irreversible y el abandono
La escena fue dramática. Nicolás fue trasladado de urgencia a una clínica privada, donde los médicos confirmaron la gravedad de sus heridas: fractura en las vértebras C6 y C7, daño severo en la columna cervical, múltiples lesiones en la cabeza y una condición que hoy lo tiene parapléjico. Perdió movilidad desde el pecho hacia abajo y presenta dificultades incluso para sostenerse en pie con ayuda.

Pero más allá del dolor físico, la herida más profunda ha sido el abandono. Nicolás denuncia que ni la empresa que lo empleó ni la agencia que gestionó su llegada a Polonia han asumido responsabilidad alguna. No han cubierto los costos médicos, no han ofrecido acompañamiento jurídico ni un solo gesto de ayuda humanitaria. Nada.

“Vine aquí desde Santa Marta a buscar una oportunidad, pero me encontré con una realidad muy dura”, dice Nicolás, con la voz apagada desde la cama del hospital, en una habitación extranjera donde la esperanza parece desvanecerse cada día un poco más.

Su pareja, el único apoyo
En medio de la tragedia, su pareja ha sido el único pilar emocional y físico. Está con él día y noche, intentando cubrir las necesidades básicas, gestionar medicamentos y lidiar con trámites médicos en un idioma que apenas dominan.

“Estamos solos. No tenemos familia aquí, no tenemos ayuda médica, ni económica, ni siquiera legal. Y Nicolás está sufriendo cada día”, relató con la voz entrecortada, visiblemente agotada por la carga que ahora lleva sola. Nadie de la empresa ha llamado. Nadie ha preguntado cómo está.

La historia de Nicolás ya se conoce en Santa Marta. Familiares, amigos y conocidos han iniciado una cruzada para pedir ayuda. Difunden su caso en redes sociales, presionan a autoridades, buscan apoyo de organizaciones internacionales y tratan de canalizar cualquier recurso que pueda aliviar su situación.

Han habilitado una línea de WhatsApp para quienes puedan colaborar: (+57) 301 252 5396. Toda ayuda, por mínima que sea, cuenta. Porque Nicolás, hoy, lucha por sobrevivir lejos de casa, sin poder mover su cuerpo, pero con la esperanza intacta de que la humanidad no lo dejará solo.

El caso comienza a llamar la atención de algunos medios y organizaciones. Expertos legales consultados por la familia en Colombia aseguran que hay rutas posibles para reclamar responsabilidades. Pero cada trámite, cada paso, requiere tiempo, recursos y acompañamiento que hoy no tienen.


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