“No somos delincuentes”: familia Méndez se defiende de denuncias de amenazas y apropiación de hotel en Tayrona


Socio minoritario asegura que nunca ha usado la violencia y que lo único que exige es claridad financiera y el respeto por sus derechos como socios.

El Parque Nacional Tayrona, uno de los destinos más emblemáticos del Caribe colombiano, se ha convertido en el escenario de una tensa disputa empresarial que va mucho más allá del conflicto de intereses.
El hotel Ecohabs Bamboo Tayrona, un ecoalojamiento de lujo que ofrece experiencias en medio de la selva, está en el centro de una confrontación legal entre sus socios: por un lado, el empresario Augusto Rico, fundador y socio mayoritario; y por el otro, la familia Méndez, representada por Robinson Méndez Polo, quien defiende la participación del 30 por ciento que asegura tiene su núcleo familiar en la propiedad.

Desde hace semanas, Rico ha denunciado ante la Fiscalía un presunto despojo, amenazas, ocupación irregular e incluso un supuesto secuestro, acusaciones que se sumaron a un fallo reciente del Tribunal Superior de Santa Marta que ordena al ente acusador responder con prontitud a sus solicitudes. Sin embargo, Robinson Méndez asegura que la historia es muy diferente.

La versión de los Méndez

Robinson Méndez, en diálogo con este medio, rechaza categóricamente las acusaciones que pesan sobre él y su familia.
No somos invasores ni violentos, tampoco tenemos alianzas o vínculos con grupos armados. Somos campesinos, trabajadores, socios y dueños de una parte del terreno donde funciona el hotel. Lo único que hemos hecho es pedir que se nos rinda cuentas, que se nos diga cuánto gana y gasta el hotel, porque tenemos derecho a saberlo”, afirma.

Según Méndez, durante más de cinco años no han recibido informes contables, ni actas de asamblea ni balances claros. Señala que Rico, además de ser el socio mayoritario, funge como administrador del lugar y se asigna un salario mensual de 14 millones de pesos, aparte de las ganancias por su participación. “Y nosotros sin saber nada. ¿Eso es justo?”, cuestiona.

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“El hotel está cerrado, no ocupado”

Uno de los puntos de la denuncia de Rico es la presunta ocupación irregular del hotel. Según el empresario, la familia Méndez habría tomado el control de las instalaciones por la fuerza y lo está explotando económicamente.
Frente a esto, Robinson Méndez responde con fotos del sitio cerrado y deshabitado. “No hay ningún tipo de operación ni explotación del lugar. Está completamente cerrado porque no vamos a permitir que siga funcionando sin que se nos reconozca lo que nos corresponde”, afirma.

También desmiente que haya existido algún tipo de secuestro o intimidación. “Jamás hemos usado la violencia. Todo lo que hemos hecho ha sido legal: pedir transparencia.”

La situación se ha agravado con el ingreso de actores políticos al conflicto. Robinson denuncia que Rico incluyó como socio al congresista Jorge Méndez, en lo que considera una maniobra para aumentar su poder de influencia y aislar a los Méndez del manejo del negocio. “Nos quieren sacar de lo que nos pertenece. Se han valido de sus relaciones para mover todo a su favor”, expresa.

En medio del conflicto, asegura que recibieron una propuesta para “borrón y cuenta nueva”, lo cual rechazaron. “No entiendo: si nos acusan de ser delincuentes, ¿por qué quieren negociar con nosotros?”, cuestiona, quien rechaza la humillación y ofensas que han recibido por sólo exigir lo que por ley tienen derecho.

Lo que viene en el caso

El reciente fallo del Tribunal Superior de Santa Marta obliga a la Fiscalía a responder formalmente a las denuncias de Augusto Rico. Aunque la decisión no determina responsabilidades penales, sí reconoce una omisión por parte del ente acusador al no haber respondido con claridad a las solicitudes del denunciante.

La familia Méndez, por su parte, asegura que continuará en la vía judicial para que se respeten sus derechos como socios y se investigue lo que consideran un manejo arbitrario del negocio. “Queremos transparencia. Solo eso. No vamos a dejar que nos traten como si fuéramos delincuentes. Vamos a llegar hasta las últimas consecuencias legales”, concluye Robinson Méndez.

La historia del hotel Ecohabs Bamboo Tayrona, que se había caracterizado por brindar experiencias sostenibles y tranquilidad en la naturaleza, hoy representa una tormenta empresarial, judicial y mediática con múltiples aristas. Mientras tanto, en plena temporada de vacaciones, el lugar permanece cerrado, y lo que debería ser un refugio para el descanso se convirtió en el epicentro de un conflicto entre socios que aún no tiene final claro.


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