Cansados de los apagones nocturnos y la falta de explicaciones por parte de Air-e, habitantes de Santa Marta bloquearon calles y encendieron llantas como forma de protesta. La ciudad colapsó por el caos en la movilidad y el ambiente de tensión.

Santa Marta ardió este jueves por la noche. No por el calor habitual, sino por la rabia acumulada de cientos de ciudadanos que ya no aguantan más. Los constantes cortes de energía, sin previo aviso ni explicación, encendieron los ánimos en varios sectores de la ciudad.

Los apagones nocturnos se han convertido en una rutina impuesta por la empresa Air-e, sin ningún tipo de consideración con las comunidades. Mientras el calor ahoga, las neveras se dañan y las personas no pueden dormir, la empresa guarda silencio. No responde, no informa, no da la cara.

Esta vez, la gente no se quedó en sus casas. En barrios como 11 de Noviembre, los vecinos salieron a la calle. Prendieron llantas, bloquearon avenidas y con gritos y piedras hicieron sentir su inconformidad. Las llamas eran más que fuego: eran el reflejo exacto del hartazgo de una población maltratada por un servicio inestable y costoso.

La protesta paralizó la ciudad. No había paso por varias vías principales. Vehículos atrapados, transporte suspendido, caos total. La movilidad colapsó y las autoridades tardaron tiempo en retomar el control. En algunos sectores, ni siquiera pudieron intervenir.

Los manifestantes no pedían nada extraordinario: solo luz. Solo que les devuelvan el servicio básico que pagan puntualmente cada mes. Solo que alguien responda por el maltrato permanente de una empresa que actúa como si los usuarios fueran invisibles.

No es la primera vez que pasa, pero esta vez el nivel de desesperación rebasó todos los límites. “Llevamos más de cinco días con cortes de noche. No hay explicación, no hay respeto. Aquí nadie duerme, nadie vive en paz”, gritaba una mujer en medio de la vía bloqueada con piedras y neumáticos ardiendo.

Hasta el cierre de esta edición, Air-e no había emitido ningún comunicado formal sobre lo que ocurre.

La ciudad no solo está en la oscuridad por falta de electricidad, sino por la ausencia de respuestas, soluciones y respeto.