Mientras 18 concejales de Santa Marta posaron para una fotografía que buscaba enviar un mensaje de unidad, Miguel Martínez rechazó el acto y acusó a sus compañeros de hipocresía, falta de coherencia y exclusión.

Lo que pretendía ser un mensaje institucional de paz y respeto en el Concejo de Santa Marta terminó dejando en evidencia una vez más la tensa relación que se mantiene dentro de la corporación.
Este lunes, 18 de los 19 concejales de la ciudad se tomaron una fotografía conjunta como símbolo de unidad ante la creciente polarización política nacional que llevó incluso a un atentado criminal en contra del precandidato presidencial Miguel Uribe.

La imagen, según el comunicado oficial del Concejo de Santa Marta, buscaba demostrar que es posible convivir pacíficamente desde la diferencia ideológica. Pero hubo una ausencia notoria: Miguel “El Mono” Martínez decidió no participar.

Su decisión no fue silenciosa. Consultado por Entérate en Línea, el concejal explicó: “Yo no comparto con fariseos. ¿Esos no fueron los que me agredieron con la policía? Los que me silencian todos los días. Los que me insultan. Ahora van a hablar de paz y amor. Hipócritas. La corrupción también es violencia. Toca ser consecuentes. Quien no tiene las garantías para ejercer la opinión soy yo”.

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La crítica de Martínez fue directa y con señalamientos fuertes hacia sus colegas. Para él, el gesto de ellos no representa un verdadero compromiso con la tolerancia o la democracia, sino una puesta en escena que ignora las prácticas internas que, según denuncia, buscan acallarlo.

Mientras el concejal José Ordóñez afirmaba que “el mensaje es que podemos convivir respetuosamente en la diferencia” y citaba al papa Pío XII para insistir en la necesidad de construir paz “desarmado y desarmante”, Martínez exponía otra realidad: exclusión, hostilidad y doble discurso dentro del mismo cuerpo colegiado.

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El Concejo, en su comunicado, reiteró que la fotografía se realizó en rechazo al atentado sicarial contra el senador Miguel Uribe Turbay y como una muestra de solidaridad y civilidad frente al momento que vive el país. Pero las palabras de Martínez apuntan a una contradicción interna que pone en duda la autenticidad del mensaje.

“No se puede hablar de paz mientras se practican formas de violencia política dentro del Concejo”, agregó Martínez.

Para el concejal, la convivencia desde la diferencia no se construye en una foto, sino en las garantías diarias para opinar, disentir y ejercer el control político sin represalias.

Así, la imagen que pretendía transmitir unidad terminó dejando en claro que aún hay heridas abiertas en el Concejo de Santa Marta. Y que el verdadero desafío no es posar juntos, sino aprender a llevar un control político alejado de ofensas y ataques entre los propios coadministradores.