
El sur del Magdalena cambia de rostro: seis obras que transforman vidas
La visita a esta parte del Magdalena por parte del gobernador Rafael Martínez y el exgobernador Carlos Caicedo no fue para prometer, como están acostumbradas estas comunidades, sino la conclusión de proyectos que durante años se veían como inalcanzables en esta región históricamente olvidada por la inversión estatal.
Carlos Caicedo, exgobernador del Magdalena y actual presidente del grupo político, regresó a este territorio junto al gobernador Rafael Martínez. Ambos encabezaron la entrega de seis obras en El Banco y Guamal, con una inversión de $37.200 millones que beneficiará directamente a más de 33 mil habitantes.
Lo que antes eran terrenos vacíos, tuberías rotas o salones con goteras, hoy son espacios funcionales que marcan un antes y un después para esta subregión.

El agua, al fin, como derecho y no como lujo
Uno de los puntos más simbólicos de la jornada fue la entrega del nuevo sistema de acueducto en El Banco. Por décadas, el acceso al agua había sido intermitente y de baja calidad. Hoy, gracias a un tanque elevado de 28 metros, redes nuevas y una barcaza completamente modernizada después de 30 años, más de 5 mil hogares pueden abrir la llave con la seguridad de que el agua llegará con presión y sin sedimentos.
“Esto es calidad de vida. Antes tocaba llenar tanques cada dos días, ahora uno se baña sin pensar si va a alcanzar”, dijo doña María Cárdenas, vecina del barrio Manzanares 2.
Las palabras del propio Caicedo, “el agua volvió con fuerza a El Banco”, no sonaron a slogan, sino a realidad tangible.
Los mayores, por fin en el centro
En ese mismo municipio se entregó el Centro de Vida para el Adulto Mayor. Una edificación moderna, con áreas de atención psicosocial, salud, cultura y recreación. Más de 6.900 personas mayores tendrán allí un lugar donde no solo se les cuida, sino que se les reconoce.

Para don Orlando, de 74 años, es la primera vez que ve una inversión pensada exclusivamente en los adultos mayores.
“Yo pensé que me iba a morir sin ver que el gobierno se acordara de nosotros”, comentó mientras recorría las instalaciones junto a otros vecinos de su edad.
Educación en serio: un colegio nuevo en Guamal
En Guamal, otro punto alto fue la inauguración del nuevo colegio Bienvenido Rodríguez. Una institución con 12 aulas nuevas, baterías sanitarias y condiciones dignas para recibir a cerca de 900 estudiantes.
Los salones son frescos, los pupitres están nuevos y, por primera vez en años, los maestros no tienen que improvisar clases bajo un árbol o en aulas deterioradas.

“Esto no es solo un colegio, es una puerta abierta para soñar”, dijo Milena, estudiante de grado noveno, mientras mostraba con orgullo su nuevo salón de clases.
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Del lote abandonado al coliseo lleno de vida
El deporte también fue protagonista con la entrega de dos coliseos múltiples, uno en cada municipio. Espacios cerrados, techados y con graderías, donde antes solo había terreno baldío. Ahora, los jóvenes cuentan con escenarios adecuados para practicar fútbol sala, baloncesto y voleibol, pero también para realizar actividades culturales y comunitarias.

“No teníamos ni dónde ensayar la danza del colegio. Ahora esto será el centro de todo”, expresó una madre que acompañaba a su hija a la inauguración del coliseo de Guamal.
Vías que conectan más que pueblos
El último tramo entregado fue el de la vía terciaria Urquijo – Guamal: 5.1 kilómetros que, aunque parecen pocos, representan una transformación clave para los campesinos de la zona. La conexión con la vía de Agricultura, también financiada durante el mandato de Caicedo, facilita el transporte de productos, reduce tiempos de viaje y mejora el acceso a servicios básicos.
“Antes eran dos horas de trocha. Ahora son 20 minutos de carretera buena”, resumió un agricultor que llevaba sus productos al mercado.
El cambio llegó al sur
La jornada no fue una inauguración cualquiera. Fue la confirmación de que cuando hay voluntad política y continuidad en los planes de gobierno, los resultados se sienten.
En lugares donde por años solo llegaron promesas, hoy hay obras que no solo se ven, sino que se disfrutan. Para muchos, estas entregas son una señal clara: el sur del Magdalena ya no está tan al sur del olvido.
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