
La fuerza pública toma el control desde los cerros de El Pando en Santa Marta
Militares y policías patrullan de forma permanente sectores como El Pando, Colinas y Murallas para desmantelar redes de microtráfico y frenar la violencia.
Uniformados a pie y en moto en los cerros de El Pando, Murallas y Colinas se ha vuelto constante. Tropas del Ejército Nacional y unidades de la Policía Metropolitana patrullan desde hace varios días estas lomas del sur de Santa Marta en una intervención que busca frenar la violencia, el microtráfico y los delitos que desde hace años afectan a estas comunidades.
La orden fue clara desde la Alcaldía: presencia permanente. Bajo la dirección del alcalde Carlos Pinedo Cuello, se adelanta un plan integral que lidera el secretario de Seguridad, Gustavo Berdugo, con el apoyo del secretario de Gobierno, Camilo George.
Según ambos funcionarios, el objetivo es claro: ubicar y desmantelar las ollas de microtráfico y las bandas que operan en esta zona.
“Vamos a devolver la tranquilidad a El Pando y sus alrededores. Esa ha sido una instrucción precisa del alcalde y lo haremos cumplir”, declaró Berdugo mientras supervisaba uno de los patrullajes.
La estrategia incluye registros, control de antecedentes a personas y vehículos, y vigilancia continua en puntos estratégicos como la parte alta de María Eugenia, los cerros de San José y sectores vulnerables del corredor sur.

La comunidad ha notado el cambio. En los últimos días, los atentados han cesado y la sensación de seguridad ha aumentado. Sin embargo, el temor persiste. Muchos habitantes reconocen que la tranquilidad podría ser solo temporal si, en algún momento, se retira la fuerza pública. “Todo está calmado, pero ya hemos visto esto antes. Se van y vuelve el caos”, comentó una residente de Murallas que prefirió no revelar su nombre.
El compromiso institucional, según las autoridades, es mantener la intervención el tiempo que sea necesario.
Camilo George aseguró que estas acciones hacen parte de un trabajo articulado entre el Ejército, la Policía y el gobierno distrital, y que no se detendrán hasta consolidar resultados sostenibles en la seguridad de estos sectores.
Mientras tanto, los patrullajes continúan. Soldados y policías avanzan por las laderas, verifican documentos y conversan con los vecinos. La tensión ha dado paso a una calma vigilada. Y aunque no hay certeza sobre cuánto durará, por ahora, El Pando respira con un poco más de tranquilidad.
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