El mandatario local se mostró entusiasmado tras el anuncio del presidente Petro, quien extendió una invitación formal al Sumo Pontífice para que conozca “el corazón del mundo”. Pinedo promete una recepción histórica.

Apenas se conoció que el presidente Gustavo Petro, en una audiencia privada con el papa León XIV, le habló al Sumo Pontífice sobre la importancia espiritual de Santa Marta y lo invitó oficialmente a visitar la ciudad, el alcalde Carlos Pinedo Cuello no ocultó su emoción.

El mandatario local fue uno de los primeros en pronunciarse públicamente, agradeciendo al presidente por tener en cuenta a Santa Marta y comprometiéndose a estar a la altura de un evento de tal magnitud.

“Presidente @petrogustavo, gracias por tener presente a Santa Marta. La ciudad de los #500Años está lista para recibir al Santo Padre, el papa León XIV, y compartir con el mundo su riqueza espiritual y cultural”, expresó Pinedo a través de sus redes sociales.

El entusiasmo del alcalde no es para menos. La posibilidad de que el líder máximo de la Iglesia católica pise suelo samario representa para su administración una oportunidad única para mostrar al mundo el valor simbólico, ancestral y espiritual de la región.

Petro, por su parte, enfatizó precisamente ese carácter durante su encuentro con el papa, al referirse a Santa Marta como “el corazón del mundo”, tal como la denominan los mamos de la Sierra Nevada.

Además, el presidente sugirió que la visita podría coincidir con el eventual paso del papa por el Perú, lo que facilitaría su llegada a Colombia. En su propuesta también incluyó al Parque Nacional Chiribiquete, resaltando su riqueza natural y cultural como testimonio vivo de milenios en la selva.

Pinedo, consciente del impacto que una visita papal tendría en Santa Marta, aseguró que una vez se confirme trabajaría para organizar una recepción extraordinaria tanto para el Santo Padre como para el jefe de Estado. Más allá de lo logístico, el alcalde ve en este gesto una oportunidad de reafirmar la identidad espiritual de la ciudad y proyectarla al mundo en el marco de sus 500 años de historia.

Santa Marta, con su mezcla de mar, sierra y memoria ancestral, se alista con esperanza para lo que podría ser una de las visitas más significativas de su historia reciente. Todo depende ahora de la respuesta del Vaticano.