
Veedor asegura que sorprendió a cuadrilla fantasma saboteando el sistema sanitario de Santa Marta
El veedor ciudadano Aurelio Rosales respalda la denuncia del alcalde Carlos Pinedo Cuello, señalando la existencia de una “cuadrilla fantasma” que estaría obstruyendo intencionalmente el sistema sanitario para desprestigiar su gestión y afectar la imagen de la ciudad.
La ciudad de Santa Marta ha sido escenario de un preocupante fenómeno: el rebosamiento de aguas residuales en centro histórico y zonas turistas, situación que no solo afecta la movilidad urbana, sino también la salud pública. Mientras los ciudadanos esquivan charcos pestilentes y calles inundadas, en los pasillos de la administración local crece una sospecha inquietante: ¿y si no se tratara únicamente de fallas técnicas, sino de un sabotaje premeditado?
En las últimas horas, la teoría del sabotaje cobró mayor fuerza. Desde una voz ajena al gobierno distrital, la denuncia encontró respaldo. El veedor ciudadano Aurelio Rosales, alzó la voz para respaldar lo que hasta ahora solo era una declaración del alcalde Carlos Pinedo Cuello: hay manos oscuras detrás del caos sanitario.
“Esto no es casual. Se trata de un sabotaje estructurado para desprestigiar al alcalde y afectar la ciudad”, afirmó Rosales, al señalar la existencia de una supuesta “cuadrilla fantasma” que estaría obstruyendo deliberadamente las redes de alcantarillado en El Rodadero.
Según el veedor, estas acciones han generado el colapso de los sistemas subterráneos, con consecuencias visibles y dañinas en varias zonas de la ciudad.
“Lo que el alcalde ha dicho no es paranoia ni excusa. La comunidad ya empieza a abrir los ojos”, insiste Rosales, mientras algunos ciudadanos, sorprendidos, comentan cómo en días recientes han visto movimientos sospechosos en horas poco habituales cerca de las redes de alcantarillado.
La Alcaldía, por su parte, ha iniciado acciones para contrarrestar los efectos de estos hechos, exigiéndole a la Essmar obras de limpieza, mantenimiento y reparación, al tiempo que insiste en la necesidad de una investigación que aclare si detrás del lodo hay algo más que desidia técnica.
En tanto, las calles siguen hablando. El olor fétido, las quejas de los comerciantes y la preocupación de los residentes son señales de una ciudad que espera una solución de fondo.
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