Rafael Martínez corre contra el reloj para cumplirle al Magdalena: mejorará 100 colegios en municipios


Con una inversión de más de $78.600 millones, el mandatario inicia la intervención de las instituciones educativas en municipios no certificados, beneficiando a más de 100 mil estudiantes del departamento.

En medio de un panorama político incierto y con una cuenta regresiva que le recuerda que su permanencia en la Gobernación del Magdalena podría tener fecha de caducidad, Rafael Martínez se aferra a su palabra empeñada. Su meta: transformar la vida de miles de niños y adolescentes con aulas dignas para aprender.

Desde el municipio de Santa Ana, el gobernador dio inicio al ambicioso plan de mejoramiento de 100 instituciones educativas en municipios no certificados del departamento, una apuesta que continúa la senda iniciada por su antecesor y aliado político, Carlos Caicedo. La inversión: $78.600 millones, destinados a beneficiar a más de 100 mil estudiantes en los próximos seis meses.

“Hace cinco años el pueblo dejó de votar por los mismos y votaron por Carlos Caicedo. Hoy ese cambio sigue trayéndole buenas noticias. A la clase politiquera eso le molesta, porque para ellos somos un obstáculo”, expresó Martínez durante el lanzamiento del proyecto.

El plan contempla mejoras sustanciales: reforzamiento de cubiertas, remodelación de muros, adecuación de pisos, iluminación, mantenimiento de baños, redes hidráulicas y más. Cada institución recibirá hasta $600 millones, en una inversión «con monto agotable» que cubrirá más de 10 mil metros cuadrados de infraestructura escolar.

A pesar de que una decisión del Consejo de Estado basada en un tecnicismo lo sacó de un plumazo de su cargo, Martínez no baja la guardia. “Lamento que esa decisión haya echado a la basura más de 300 mil votos que creyeron en mí. Pero mientras pueda, seguiré cumpliendo”, aseguró.

Para los habitantes, la noticia representa algo más que cifras. “Como padre de familia me siento mucho más tranquilo al saber que mi hijo irá a clases en un aula remodelada y que no le caerá una pared o un techo encima”, comentó Henry Pava Macera, vecino de Santa Ana.

La crónica de esta apuesta no es solo política, es también humana. En cada rincón del Magdalena, especialmente en las zonas más olvidadas, la inversión en educación empieza a cerrar heridas históricas de abandono. Martínez lo sabe, y por eso apura el paso, como quien quiere dejar huella antes de que la página se pase.


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