Tensión total: Senado rechaza consulta, Benedetti explota y Petro denuncia fraude
14 de mayo de 2025|Enterate
El ministro del Interior, Armando Benedetti, protagonizó una escena de tensión en el Senado tras la derrota de la consulta popular impulsada por el Gobierno. El presidente Gustavo Petro acusó a la oposición de manipular la votación y llamó a la movilización social.
La jornada legislativa del miércoles en el Senado de la República culminó con una votación que marcó un nuevo revés para el Gobierno de Gustavo Petro. Con 49 votos en contra y solo 47 a favor, fue rechazada la propuesta de consulta popular que buscaba revivir la reforma laboral archivada en marzo por la Comisión Séptima.
Lo que parecía ser una sesión de trámite legislativo se convirtió rápidamente en un escándalo político de alto calibre. El ministro del Interior, Armando Benedetti, reaccionó airadamente al conocerse el resultado. En medio de gritos, acusó al presidente del Senado, Efraín Cepeda, de haber cerrado la votación de forma irregular y de “hacer trampa”.
Escena de tensión en la plenaria Según videos publicados en las redes sociales, Benedetti debió ser contenido por varios congresistas ante su exaltación.
En las imágenes, se observa al ministro señalando con vehemencia a Cepeda, en lo que algunos parlamentarios calificaron como un comportamiento que rozó la agresión física.
Minutos más tarde, Benedetti reafirmó sus acusaciones a través de su cuenta de X (antes Twitter), donde calificó la votación como “fraudulenta” y señaló directamente al presidente del Senado por supuestamente haber evitado que ingresaran votos que habrían dado la mayoría a la iniciativa.
La reacción del presidente Petro
El presidente Gustavo Petro no tardó en sumarse a la denuncia. En un mensaje publicado en la misma red social, expresó:
“No se hundió la consulta popular. La hundieron con fraude, como en un 19 de abril de 1970. Efraín Cepeda cometió el peor error posible: usar el fraude”.
El mandatario hizo un llamado a la movilización de las organizaciones sociales, proponiendo reuniones con centrales obreras, juntas de acción comunal, comités juveniles, campesinos e indígenas, con el fin de “dar el paso siguiente”. Al mismo tiempo, ordenó a la Fuerza Pública no usar la fuerza contra el pueblo, limitando su acción a proteger edificios públicos y garantizar la convivencia pacífica.
Consulta archivada: una apuesta fallida del Gobierno La consulta popular había sido promovida como una salida alternativa frente al bloqueo legislativo que enfrentaba la reforma laboral del Gobierno. La propuesta incluía 12 preguntas relacionadas con condiciones de trabajo, derechos sindicales y contratación, con el objetivo de que la ciudadanía decidiera directamente sobre estos temas.
Sin embargo, la falta de respaldo en el Congreso evidenció la fragilidad de las alianzas del Ejecutivo, a pesar de que funcionarios del Gobierno aseguraban contar con el apoyo de más de 60 senadores.
Hasta el momento, ni Cepeda ni los voceros de la bancada opositora han respondido oficialmente a las acusaciones del ministro Benedetti ni del presidente Petro. No obstante, en redes sociales y medios de comunicación han comenzado a circular críticas al tono del Gobierno, por lo que muchos consideran una reacción desmedida ante una derrota democrática.
Sectores del centro y la oposición han advertido sobre el riesgo que implica alentar movilizaciones populares bajo acusaciones sin pruebas claras, en un país con un historial de conflictividad política y social.
¿Qué sigue para el Gobierno? El hundimiento de la consulta popular representa no solo un golpe político, sino también una advertencia sobre el deterioro de las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo. La posibilidad de una salida masiva a las calles, promovida por el mismo Gobierno, genera incertidumbre institucional y eleva la tensión en un contexto ya marcado por la polarización.
El país entra ahora en un nuevo capítulo, donde el movimiento social —que el presidente Petro ha buscado como respaldo constante— podría convertirse en el principal vehículo de presión del Ejecutivo. La pregunta es si esto abrirá las puertas a un nuevo ciclo de confrontación política o a un diálogo con reglas claras y respeto institucional.