El estricto protocolo de seguridad que marca la visita de la princesa Leonor de Borbón a Santa Marta


Las restricciones incluyeron el cierre de vías, limitaciones a la prensa, prohibición de drones y transmisiones en vivo, e incluso el traslado temporal de personas en condición de calle del Centro Histórico a zonas alejadas, todo para garantizar la protección de la heredera al trono español.

La histórica visita del buque escuela Juan Sebastián de Elcano a Santa Marta no solo ha estado marcada por los homenajes y actos simbólicos que fortalecen la relación entre Colombia y España, sino también por un estricto protocolo de seguridad sin precedentes en la ciudad, debido a la presencia a bordo de la princesa Leonor de Borbón, heredera al trono español.

Desde tempranas horas del lunes, las autoridades locales ordenaron el cierre total de la carrera primera, una de las principales vías del Centro Histórico, para garantizar el desarrollo seguro de los actos oficiales, incluyendo la ofrenda floral en la estatua de Rodrigo de Bastidas y la entrega simbólica de la llave de la ciudad al comandante del buque.

Igualmente sacaron a todos los indigentes del Centro Histórico y los trasladaron a zonas distantes para cuidar la imagen de la ciudad y no generar ninguna incomodidad a los visitantes.

Los dos eventos que abrieron la agenda estuvieron fuertemente custodiados por un esquema de seguridad compartido entre agentes de inteligencia y seguridad española, encargados directamente de la protección de la princesa, y unidades especiales de la Policía Metropolitana de Santa Marta. La zona fue acordonada con vallas metálicas, impidiendo el acceso cercano tanto a ciudadanos como a medios de comunicación.

“Sabíamos que venía alguien importante, pero no imaginamos este nivel de restricción. Apenas pudimos ver de lejos”, comentó un turista que intentó acercarse al acto en el Camellón de la Bahía. De hecho, la princesa Leonor no tuvo contacto directo con el público y su participación en los actos fue totalmente controlada por su equipo de seguridad.

Incluso la prensa enfrentó limitaciones para cubrir el evento. No se permitió el uso de drones ni la realización de transmisiones en vivo durante los actos protocolarios, por razones de seguridad. Los fotógrafos y camarógrafos debieron ubicarse en zonas designadas y no todos tuvieron acceso al material oficial.

Aunque la princesa llegó como una tripulante más en formación dentro de la escuela de guardias marinos, su condición como futura monarca le otorga un tratamiento especial en términos de protección. Se prevé que durante su estancia en Santa Marta —que se extenderá por dos días— realice algunas visitas a sitios emblemáticos de la ciudad. Sin embargo, por razones de seguridad, ni las rutas ni los horarios han sido revelados públicamente.

Mientras tanto, el resto de los guardias marinos sí se han movilizado libremente por la ciudad. Desde su llegada se les ha visto recorrer parques, restaurantes y sitios históricos del centro, interactuando con residentes y turistas, en contraste con el perfil bajo que mantiene la princesa.

Aunque el despliegue de seguridad ha generado molestias en algunos ciudadanos y limitaciones en la cobertura de medios, para las autoridades locales y nacionales se trata de un procedimiento necesario. La visita de una figura como Leonor de Borbón implica un alto nivel de responsabilidad, especialmente cuando se trata de un evento internacional de alto perfil como este.

Así, Santa Marta vive por estos días no solo una conmemoración histórica por sus 500 años, sino también una experiencia inusual: la visita de la realeza española bajo un esquema de seguridad al más alto nivel.


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