
Ciénaga entre el realismo mágico y la realidad cruda: el rodaje de Netflix que divide al pueblo
La llegada de la producción de Cien años de soledad a Ciénaga, Magdalena, ha generado tensiones entre la comunidad de mototaxistas y el equipo de Netflix, que considera abandonar el municipio si no se logra un acuerdo.
Lo que comenzó como una alegría y emoción colectiva en Ciénaga, Magdalena, hoy se ha convertido en un desencuentro que enfrenta al realismo mágico con la cruda realidad.
La célebre serie Cien años de soledad, basada en la obra inmortal de Gabriel García Márquez y producida por Netflix, llegó al municipio como la promesa de darle a la denominada segunda ciudad del Magdalena visibilidad internacional, generación de empleo y un lugar privilegiado en el mapa turístico de Colombia. Pero en pueblo, ese propósito choca con el día a día de quienes viven al filo de la necesidad.
En la emblemática Plaza del Centenario, caracterizada por el bullicio de motos y pasajeros, hoy se impone el silencio de un set de grabación. Las cámaras, los reflectores y los actores han desplazado, al menos temporalmente, a los mototaxistas que usan este punto como su base de trabajo.
Para ellos, la llegada de Netflix no ha sido una bendición, sino una interrupción que amenaza su sustento.
“La producción llegó, cerró la plaza y no nos consultaron. Nosotros vivimos del día a día, y ahora no podemos trabajar tranquilos”, dice con impotencia uno de los voceros del gremio.
Los mototaxistas, organizados en pequeños grupos, han comenzado a protestar. No se oponen al arte ni a la cultura, aclaran, pero sí a la manera en que se tomaron decisiones sin su participación. “Nos sentimos invisibles, como si no existiéramos. ¿Quién nos va a responder por lo que dejamos de ganar estos días?”, cuestionan con amargura.
Desde la producción de Netflix, la preocupación es evidente. No esperaban este tipo de resistencia en una tierra que respira a García Márquez por cada esquina. Advierten que si no se logra un acuerdo pronto, las grabaciones podrían ser trasladadas a otra localidad, lo que significaría un golpe duro para la imagen de Ciénaga y una oportunidad perdida para su desarrollo económico y turístico.
Las calles de Ciénaga, que alguna vez inspiraron los pasajes más memorables del universo macondiano, hoy viven una historia propia, donde los personajes no son ficticios, y las decisiones tienen consecuencias reales.
La cámara de Netflix sigue rodando… por ahora. Pero en este rincón del Caribe colombiano, la tensión entre la fantasía y la necesidad sigue sin resolverse. Y como en los mejores relatos de Gabo, todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.
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