
Rafael Martínez: “Los diputados que bloquean el superávit son hipócritas con el departamento”
El mandatario reclama que los diputados opositores hablan de supuestos vicios en el proyecto, pero ni siquiera han permitido su discusión en la Asamblea.
Han pasado 23 días y el proyecto de ordenanza del superávit sigue en el limbo, asegura el gobernador del Magdalena, Rafael Martínez.
La Asamblea del Magdalena no le ha dado el primer debate, y Martínez ha hecho de su reclamo una constante en eventos públicos, ruedas de prensa y redes sociales.
Martínez denuncia de forma insistente un bloqueo orquestado por la mesa directiva y un grupo mayoritario de la Duma, al que señala de oponerse a su administración con intereses que van más allá del control político.
El escenario es de tensión. Martínez, cada vez más insistente, no ha escatimado en calificativos contra los diputados que, según él, han convertido el trámite legislativo en un pulso político cuyo costo lo paga el departamento.
“La independencia de poderes y el supuesto control político no puede seguir siendo el manto en que se arropan quienes en la Asamblea del Magdalena engavetan el trámite del proyecto de ordenanza de superávit con el fin de chantajear e intentar doblegar al gobierno del pueblo”, expresó el gobernador en una publicación.
Las palabras del mandatario dejan ver no solo frustración, sino la convicción de que detrás del bloqueo hay intereses oscuros. “El Magdalena tiene que saber que detrás de todo este bloqueo absurdo está la narcopolítica, representada en un grupo de diputados conformado para detener la inversión que como gobierno seguiremos haciendo”, denunció Martínez.
Mientras la confrontación crece, las obras y proyectos que dependen del superávit siguen en pausa. El gobernador ha reiterado que el retraso afecta áreas clave como la salud, la educación, el deporte, la cultura y la infraestructura. Sin embargo, la Asamblea guarda silencio.
Ni siquiera se ha dado el primer debate sobre la unidad de materia del proyecto, un paso fundamental para que luego sea discutido en comisión y, finalmente, en plenaria.
El choque entre el ejecutivo y el legislativo departamental no es nuevo, pero la falta de acción sobre este proyecto en particular ha puesto sobre la mesa un escenario de incertidumbre.
La política juega su partida y el Magdalena sigue esperando.
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