“No extorsionamos, cobramos impuesto de guerra”: ACSN


El jefe militar de la organización ratificó que no son una banda criminal y que con garantías del Estado están dispuestos a entregar las armas en el menor tiempo posible.

Por Roger Urieles/ Director Entérate en Línea 

José Luis Pérez Villanueva, alias Cholo o Comando 25, no duda en levantar la voz para defender la existencia de las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada (ACSN). El jefe militar de la organización asegura que su estructura no es una banda criminal, sino un movimiento con raíces socio-políticas que se ha convertido en una alternativa de orden en el norte del Magdalena y La Guajira.

Desde un punto indeterminado de la Sierra Nevada, donde se mueve con inteligencia custodiado de hombres fuertemente armados, alias Cholo se muestra convencido de que las ACSN están listas para la paz. Por eso existe gran expectativa con el anuncio del gobierno de iniciar un “espacio sociojurídico” que conduzca a la entrega de armas y el sometimiento a la justicia por parte de los miembros del grupo. 

“Pedimos levantar cuatro órdenes de captura, nos dieron tres, no le pusimos problema a eso para formar mesas rápido. Tenemos toda la disposición de avanzar con este proceso”, precisa el líder armado.

A menos de 17 meses para el final del gobierno del presidente Gustavo Petro, la incertidumbre junto con la esperanza de paz crece. Las próximas semanas y meses serán cruciales para definir el nuevo panorama que le espera a un territorio marcado históricamente por la violencia. 

Entre la protección y la imposición

En la región, el debate sobre la presencia de este grupo es complejo. Alias Cholo insiste en que su organización es un escudo para las comunidades, protegiéndolas de otros grupos que podrían someterlas.

“El campesinado teme que, si no existen los Conquistadores de la Sierra, venga alguien a someterlos de nuevo y ya no haya quien ejerza protección del territorio”, advierte.

Pero esa “protección” tiene un costo. Comerciantes, hoteleros y empresarios de la región deben pagar lo que el grupo denomina impuesto de guerra. Para Cholo, esto no es extorsión, sino un modelo similar al del Estado.

“Así como el Estado cobra un IVA, que lo estamos pagando los colombianos, nosotros no llegamos a cobrar ni el 2% y acudimos a cualquier momento a cualquier necesidad”, explica.

Según el jefe militar, estos aportes garantizan seguridad en la zona:

“A un hotel llegan y le roban a dos o tres turistas sus teléfonos, nosotros enseguida acudimos a recuperar esas pertenencias. La gente puede coger su moto, irse en la madrugada para cualquier parte y nadie le va a hacer daño. Eso es gracias a una organización que mantiene el orden”.

Los llamados de atención de las ACSN

Uno de los puntos más delicados es el manejo de la disciplina en los territorios bajo su influencia. 

Alias Cholo rechaza que las ACSN amenacen a líderes sociales o pobladores, pero admite que se hacen “llamados de atención”.

“Empiezan de pronto a robar o hacer daño. Entonces, uno les hace un llamado de atención y todo aquel que no se siente conforme es aquel que quiere estar en la delincuencia. Ahí es donde hay gente que dice ‘es que me amenazaron’. No, no es amenaza, se hacen llamados de atención”.

El líder de las ACSN también niega cualquier vínculo con La Muerte, un grupo que apareció en Santa Marta anunciando una limpieza social que comenzó a materializar.

“Eso nos tomó por sorpresa. Investigamos y nos dimos cuenta que era delincuencia común queriendo llamar la atención. No sabemos si el (Clan del Golfo) tenga algo que ver con eso. Estamos empezando a controlar el tema”, sostiene.

El dilema del futuro: política o guerra

Las ACSN controlan alrededor de 50.000 personas de la población civil, según cifras que maneja alias Cholo. En sus palabras, esto hace parte de un “trabajo sociopolítico” que incluso podría desembocar en una participación directa en política.

“No descartamos la idea de que nuestros líderes incursionen en la política para corregir diversos problemas en la comunidad y ser la parte del Estado que el propio Estado ignora”, afirma.

Con una estructura armada en pie, una base social considerable y la voluntad expresa de negociar, la pregunta sigue en el aire: ¿habrá tiempo para la paz antes del final del gobierno Petro o las ACSN seguirán operando bajo su propia ley?

Por ahora, alias Cholo espera una respuesta concreta. “Esto se puede lograr en 5 o 10 meses. Con una buena garantía, esto se da rápido, porque tenemos la disponibilidad, el anhelo y las ganas, que es lo importante”.

Mientras el gobierno da el siguiente paso, la Sierra Nevada sigue siendo un tablero donde se juega el destino de un territorio atrapado entre la paz y la supervivencia armada.


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